Con el derribo de Las Torres Gemelas en Estados Unidos, el 11 de septiembre del 2001, el mundo dio un viraje acelerado, temerario y loco hacia una situación de inseguridad y amenaza universal. A todo lo ancho y largo del globo la humanidad toda, al menos lo más fecundo, progresista y humanista, lamentó y lloró también el abominable acontecimiento que arrancó la vida a miles de personas inocentes, y que puso en evidencia cuan frágil resultaron los servicios de la inteligencia de la potencia más poderosa jamás conocida sobre la faz del universo. Todos estuvimos expectantes, impactados e indignados, pues además, desde cualquier lugar del mundo se presentía que algún familiar podía estar enterrado bajo los escombros aquél fatídico día. La humanidad toda estuvo del lado de las victimas, expresando sus lamentos y la solidaridad con la nación estadounidense.
En medio de aquel panorama, apenas en fracciones de horas, el Presidente George W. Bush, salía del Búnker donde se protegía, para anunciar al mundo el desarrollo de una guerra contra enemigos imaginarios o no de los Estados Unidos, junto con su temeraria y aventurera proclama, el mandatario identificaba "el lugar" y "el cerebro que diseñó" el plan criminal del 11 de septiembre del 2001. Lo que no lograron ubicar sus servicios de inteligencia en todos los años de planificación de esta acción, apenas en horas ya el Presidente Bush "tenía" identificado el "lugar" y "cerebro" del acontecimiento, es de suponer que el Presidente estadounidense poseía de repente poderes más poderosos y efectivos que sus servicios investigativos, algo así como una "bola mágica".
Así empezó a sonar, minuto a minuto, un nombre hasta entonces desconocido para la generalidad del mundo: Osama Bin Laden, y junto con el nombre, y detrás del nombre, y tras del nombre, y en torno al nombre, la tecnología y el poder de las grandes corporaciones informativas del mundo empezaron a "pintar", a "tejer" en el cerebro de las naciones, a una figura diabólica, implacable, sin piedad, capaz de originar una matanza tan execrable como la del 11 de septiembre. Ese nombre poco a poco se fue ganando el desprecio y la condena anticipada de todos los susceptibles de ser manipulados, adocenados y alienados por el poder de la desinformación en el mundo. Los demás nos manejamos con cierto niveles de cautela, y, siendo cautos, procedimos a indagar de quien se trataba, quien era Osama Bin Laden, por qué se le atribuían esos hechos, de donde venía, que buscaba.
Ah, es así como nos dimos cuenta de que Osama Bin Laden fue -en su momento- un pupilo, un instrumento al servicio de los intereses de EE.UU. y preparado en la ciencia militar para que agreda a los pueblos con visión distinta a las de ellos. Nos dimos cuenta que fue bien entrenado y adiestrado para enfrentar a la Unión Soviética durante su ocupación de Afganistán. Eso jamás fue anunciado al mundo por las corporaciones noticiosas al servicio del imperialismo, sino que tuvimos que indagar para darnos cuenta de que se trataba, sino de un agente, al menos de un militar preparado por los servicios especializados de los Estados Unidos de América.
Eso como preámbulo a lo que aconteció la madrugada del 2 de mayo en Abbottabad, Paquistán, día en que -supuestamente- fue atrapado y sacrificado Osama Bin Laden.
La humanidad esperaba, (así indica el manual de la convivencia humana, establecido y asumido en convenios, protocolos y acuerdos internacionalmente rubricados por casi todos los gobernantes del mundo), que el acusado fuera procesado en los tribunales. Es decir, los habitantes de la tierra entendemos que "un reo", "acusado", "desertor", "enemigo jurado" "asesino", etc. etc. primero "es inocente hasta tanto sea juzgado y condenado por un tribunal competente, en un juicio publicó y contradictorio, en donde al juzgado se le permita el derecho a la defensa, a las confrontaciones entre su defensores y el representante de la sociedad, el fiscal", de tal maneras, que se pueda demostrar hasta donde es real la existencia del monstruo que se ha difamado minuto a minuto durante más de 10 años.
Con la "muerte" y rápida desaparición de Osama Bin Laden, a la humanidad se le ha negado la oportunidad "esperada", no solo de ver juzgado al acusado, sino -y es lo mas importante- de que las autoridades de Estados Unidos pudieran demostrar que realmente tenían las pruebas contra el Sr. Osama Bin Laden. Esto no ha pasado. Al contrario, de manera taimada, bien calculada y decidida en los cuartos frías de la Casa Blanca, decidieron lo inesperado, desaparecerlo, negando ese derecho al mundo. Decidieron mejor "lanzar al fondo del mar el cuerpo de Bin Laden", dejando flotando en la conciencia de los hombres críticos del universo, la preocupación de hasta donde han sido verdaderas tantas ideas vertidas, hasta donde ha sido verdad que Osama Bin Laden tuvo que ver con lo que pasó en Estados Unidos el 11 de septiembre del 2011.
El mundo espera respuesta, por que con ese mismo argumento orquestaron la invasión criminal que día a día desangra a Iraq y arranca la vida a cientos de seres inocentes. Con ese mismo argumento intervinieron militarmente y violan el territorio de Afganistán, sembrando de terror y muerte a sus familias, donde aldeas enteras han sido arrasadas por el fuego infernal de sus aviones. Con ese mismo pretexto amenazan a las naciones independientes, y con esa misma premisa mantienen en vilo a la humanidad entera. Desde entonces la paz mundial sigue siendo secuestrada.
Que expliquen, que digan al mundo... ...queremos saber en dónde está la verdad.
No nos vamos a detener a establecer posición frente a la acción militar que dio con el "fin de la respiración de Osama Bin Laden". Jamás vimos que a un prisionero se le asesinara frente a su esposa y familiares, jamás imaginamos siquiera, que un muerto, en vez de ser entregado a los suyos, sea "enterrado" en el fondo del océano, sin dar oportunidad (con él vivo) por lo menos a un juicio mamotreto y amañado de eso a que ya nos tienen acostumbrados, o (con el muerto) a que sus allegados le entierren en la santa paz de algún cementerio.
El Presidente de Estados Unidos, Sr. Barack Obama, lejos de celebrar y vender este crimen incalificable como victoria de su gestión, debería estar, sino avergonzado, muy preocupado; debería espabilarse, por que eso no fue lo que vendió a la sociedad norteamericana ni a los ojos del mundo, cuando pretendía ascender a la primera magistratura de la nación estadounidense. Eso no fue lo que irradió al mundo el día en que asistió a recibir el Premio Nobel de la Paz.
Las familias que mueren en Iraq, Afganistán y Libia esperan la rectificación de una política errónea y criminal que, basada en el uso de la fuerza, el chantaje, la amenaza y la desinformación, ha llenado de sangre sus calles, sus aldeas, sus campos, sus hogares y le quitan lo mas preciado que tiene el hombre, la vida.
El mundo quiere la paz, deténganse.
Si se equivocaron con Osama Bin Laden, pues admítanlo y rectifiquen..Lo que empieza a ocurrir en Paquistán, donde en un atentado irracional e ilógico, sin sentido, al margen y negación de todo criterio en la resistencia de los pueblos, que arrancó la vida a más de 80 seres humanos, es un indicativo de que no es tan real la teoría de que "muerto el perro se acabó la rabia".
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