21/7/11

HIPOLITO PONE MORDAZA A LOS DESPLAZADOS EN EL PRD

Pulso Global

Por: Santos Salvador Cuevas










Como reedictando aquellos juegos infantiles de Juan Calalú, El Ratoncito Pérez y La Cucarachita Martina, el entorno de Hipólito Mejía pretendió engañar la inteligencia de los dominicanos, tanto del país como en los Estados Unidos de América.

Vendían a los cuatro vientos "los éxitos" de una visita tan extraña como prolongada, en esto último tuvo su error, pues el que se extendiera por más de 20 días la presencia de un candidato en EE.UU, alejado del escenario básico o la principal fuente electoral, la República Dominicana, para acudir durante todo ese tiempo "tras los votos" en una plaza donde siempre fueron rechazados por la comunidad criolla radicada allí, eso trajo la sospecha de que, en vez de política, el candidato del PPH andaba tratándose problemas muy serios relacionados con su estado de salud.

Los seres humanos corremos siempre el riesgo de enfermar y hasta de morir, son cosas naturales. Lo que choca con la ética y el sentido del honor es mentir, es ocultar, es no tener la gallardía de decir las cosas tal como son. Hay seres que se venden como rectos, pero se bajan al nivel de mentirosos.

En su lógica, era más fácil darle a los dominicanos el trato que se le da a los tontos, a los descerebrados, tal como si fuéramos Juan Calalú.

Ese problema del expresidente Hipólito Mejía, falso o verdadero, conforme pasaban los días de su presencia en los Estados Unidos, fue cogiendo cuerpo, lo que motivó el traslado del director de prensa de un medio televisivo nacional hacia Miami, en donde, sin perder tiempo, le preguntó sobre "su estado de salud". Eso lo vio todo el mundo político dominicano y todos fuimos testigos de que la respuesta de Hipólito Mejía no convenció, al contrario, fue evasiva y tímida, lo que motivó entonces a que corra con fuerza la preocupación en sectores del país en torno a cuál era realmente el nivel del problema en cuestión.

El caso fue creciendo, mientras las fuerzas políticas adversas al PRD hacían silencio, tal vez en respeto a la figura del Sr. Hipólito Mejía, o, quizás, era lo que mandaba la prudencia para no victimizarlo.

Ahora bien, dentro de la estructura del PRD el caso tomó otros ribetes, otros matices ante la inminencia de un desenlace fatal, los desplazados del PRD, entendáis los seguidores de Miguel Vargas Maldonado, tomaron muy en serio el asunto y, la lógica indicaba que, ante esa amenaza, lo ideal sería "dar vuelta a la página" y exigir su pedazo del pastel.

Es en ese contexto que surge el clamor de importantes sectores a diferentes niveles del PRD, demandando públicamente que  en la candidatura vicepresidencial de su boleta sea llevado el Ing. Miguel Vargas Maldonado, con la intención de "unificar el partido", según establecieron los diputados Leivin Guerrero y Ruddy González del PRD y, de paso -digo yo- evitar que ante un desenlace final Luis Abinader y su grupo "se alcen con el santo y la limosna"

Ese clamor de personalidades enclavadas en el ala que dirige Miguel Vargas en el PRD, hablaba en serio e iba creciendo de manera vertiginosa al interior de esa corriente.

¡Eso había que detenerlo!

Pero, ni la intervención del Secretario General del PRD, Dr. Orlando Jorge Mera, ni la presencia en los medios de comunicación del Ing. Miguel Vargas Maldonado, pudieron calmar el reclamo -justo o no- de los que entienden que debe tomárselo en cuenta "para unificar el partido".

Es presionado por esa realidad que el Ing. Hipólito Mejía procede a publicar, en espacio pagado, los detalles sobre su situación personal, que, lejos de convencer al sector ignorado del PRD, ni ha la sociedad política nacional, más bien se prolongó, dejando, "esta explicación" de Hipólito en los medios, la señal de un regaño  o la mordaza que se coloca  en la boca de lo que claman por participación para que se logre "la unidad interna del PRD".

Hipólito le mandó a callarse, reiterando con ello su decisión de no dar participación a los miguelistas y no compartir las migajas del poder, en el caso supuesto de que este pueblo pierda la memoria histórica y apueste al camino malo, del desorden y la chabacanería.

La tradición cristiana enseña que el dominicano nunca se alegra por el mal de nadie. En lo personal pido al Dios de los cielos que le de salud y larga vida al Ing. Hipólito Mejía, así como (debo ser sincero) le ruego también que proteja a este pueblo dominicano del peligro que implica poner a este país bajo la conducción de un hombre que en su paso por el poder evidenció ser torpe, arrogante y sin visión de nación:

¡¡Librano Señor, este país se merece mejor suerte!!